El espacio como casa

Cuánto placer hay en descubrirse nuevos caminos! Romper espacios diferentes y lanzarse a territorios desconocidos es algo útil y saludable. En ellos, una piedra o un pequeño árbol ganan una dimensión de importancia diferente en la atención. Los colores hacen dúo con las formas y la percepción personal se hace impactada con la escala de las cosas. Con lo que comunica el ambiente, el pensamiento se ve forzado a abrir los cajones de conceptos ya adormecidos por la rutina y someterlos a nuevas elaboraciones mentales. Y se puede nunca más ser lo mismo. El nivel de interacción puede cambiar claves de la estructura del comportamiento del sujeto, dislocar sus puntos de referencia. Algo comprendido como definitivo puede relativizarse adelante de algo nuevo al universo personal. Sí: una piedra o una montaña, un árbol o su inexistencia pueden hablar tanto de nosotros que, por instantes, nos quedamos indefensos a las designaciones del tiempo. En estos momentos, exactamente en este punto, normalmente conseguimos oír mejor el sonido del viento.

Comentários

Postagens mais visitadas deste blog

Olhos no ontem

Mensagens do sul

Torre de repetição